PRESENTACIÓN

 

 

Este número especial dedicado a la caballería andante quiere ser un encuentro de distintos puntos de vista sobre la magnífica obra de la que se celebra el cuarto centenario de su primera edición y sobre los universos que la circundan. La lucha contra la injusticia, la poesía, el amor y la aventura hermanados con la búsqueda del Grial, esa hermosa leyenda de tan exacta y vaporosa realidad, deambulan por las colaboraciones que nutren este fantasma como las damas que portaban la copa sagrada o aquellas que el ingenioso hidalgo sorprendió en procesión cuando acometió su bajada a la tremebunda Cueva de Montesinos.

No son los fastos en los que ya estamos inmersos con ocasión de tal efemérides los que nos han animado a este proyecto, sino más bien el capricho (que sí ha aprovechado la coyuntura) y la convicción de que el relato de Cervantes es un texto, además de rico en lecturas de las que dan testimonio las diversas interpretaciones de que ha sido objeto hasta la fecha, divertido, muy divertido y de fácil digestión para cualquier persona. El mito de que esta novela es difícil de tragar carece de justificación. Si quitamos los cuentos interpolados, quizá (y sólo digo quizá) desfasados para nuestra época, el Quijote es un libro capaz de amenizar cualquier aburrimiento consubstancial a la existencia al mismo tiempo que enseña muy interesantes aspectos de ella. Con este monográfico intentamos aportar nuestro grano de arena para animar a los que no lo han hecho a visitar ese monumento literario y también el mundo caballeresco que basó su nacimiento.

Las colaboraciones que integran esta entrega son de muy diferentes cataduras. Si bien unas se centran en una contemplación romántica o lírica de la caballería o de la figura del hidalgo manchego, otras pueden molestar al lector, bien por su sarcasmo, bien por su voluntad desmitificadora o porque contemplen a personajes hoy día mal mirados dada la situación. Nos referimos concretamente, en este último caso, a las cartas del Che Guevara, al que actualmente se ha llegado a acusar de terrorista. No vamos a pararnos a considerar aquí tal extremo. Ni tampoco algunos de los aspectos de la ideología del Che. Si hemos incluido ese par de misivas, una a sus padres y otra a sus hijos, es porque dan constancia del carácter eminentemente quijotesco de un hombre que, renunciando a honores y poder, entregó su vida, con todos los errores que ello pudo suponer (que en eso, insisto, no nos metemos), a la defensa de los más débiles. Lo testimonió con su muerte. Y no se hable más. También incluimos una obra paradigmática en lo que se refiere al tema que nos ocupa: El "Libro del orden de caballería", de Ramón Llull. Este mallorquín, de juventud alegre, madurez visionaria, aventurero, culto, piadoso, muy probablemente iniciado en profundos misterios, compuso la pequeña obrita que aquí ofrecemos para guía moral de caballeros y también de escuderos que aspiren al espaldarazo. Si las cartas del Che no caerán bien a unos, la obra de Lulio no caerá bien a otros. Ponemos el campo en liza, pues la ocasión se presta, y solicitamos la presencia de Feirefiz, el caballero de la conciliación.

Al fin, al fin, el Fantasma quiere, como siempre, dar fe de su respeto por la opinión libre y, en este caso, por los caballeros que, locos o no, aún campan aunque pocos por el mundo acometiendo molinos de viento que, en realidad, son peligrosos gigantes. Que el Dios y la Diosa los asistan y sus damas, sin las que no serían nada, los acorran y los salven en trance tan difícil.

 

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