Según los meteorólogos

del verso y la prosa

existen muchos tipos

de viento.

Se clasifican

de acuerdo a su función,

por ejemplo

El viento

que acaricia

el cabello,

el que fecunda

las flores

y carga las telarañas

sobre su dorso,

desde una rama

hasta otra rama,

también está

el viento

que agasaja

los cuerpos,

que empuja

las esperanzas

por encima del poder

de las aguas

e invita a cantar

a las sirenas,

y el viento

que escribe,

que recita versos

de papel

o el que sale

en los libros

de geografía,

dibujado al lado

de los países,

de un color

que los ojos no ven

pero que el cuerpo imagina

y palpa con la piel.

Está el viento

que guía a los muertos

hacía el manojo de hojas secas

y que oculta el hacha entre la tierra,

y por último

el viento que anochece

con las estrellas

mientras le acaricia

la curva al planeta

y viaja entre círculos

de luz,

el mismo viento

que es agitación,

amor, engaño,

noches de espera

y llanto en medio

de la nada.