Nieves Salvador

 

 

Despidiendo olvidos

 

 

A Manuel Quiroga Clérigo

 

Grita el tiempo,

amor en llamas,

vidrio de este poema éramos los dos

dibujando la selva de las preguntas,

moviendo las prendas de las nostalgias.

Memoria inútil mientras me llamabas.

Reconozco los metales de tus versos,

mirada mojada, palabra de mi espejo.

No hubo culpa en tu silencio

el agua de tus labios

revoloteaba en mi tiempo.

Mi pecho ciudad de sangre

ahora volaba despidiendo olvidos.

Dime si has nacido tatuado en esta página

llanto cristalino con sabor a beso.

Dime en que lenguaje se posó mi mano

en la cintura pasión de tu lengua.

No renuncies a este poema

viajero nombre de verdades

que devoran tu combate.

Mira que murmullo corre

al encuentro de tu entraña

afirmando el cuerpo, soltando soledades.

Amor sin fronteras, como lluvia que crece

en el corazón de tu nombre.

Te nombro, y tus ojos suceden

a la necesidad del mar.

Me atas en tu recuerdo

inundando mi cuerpo de pieles de palabras.

Dispárame amor otros besos,

no escondas en los bolsillos

la esencia del asombro, que la distancia

es un signo, un sueño, una mariposa manchada

que en el aire cruzó su voz.

Tápame con tu silencio,

con la rebeldía de este idioma

de papel que me ata las manos en su seno.

Edifica la calle, la casa, y con la llave de este poema

abre la escritura y hazme el amor.

SUMARIO