Rafael Gómez Rivera
DE NUEVO, SIN SABER
Garbanzo en boca vieja,
andaba yo en la calle a vueltas con el tiempo
entre ese paladar que se nos nace
debajo del sabor de los saberes:
un gusto que regusta de aquel aroma oscuro
que acaban por dejar los años en los labios.
Y aliñando esta cena, las dudas me decían
que el mundo es un torrente despeñado, ciego,
urgente alumbramiento que nunca vuelve atrás,
instinto de futuros para el que siempre un hombre
que transita su acera y su rutina,
no tiene más valor que el sedimento,
brizna si acaso del Iodo en los meandros
de lo que nunca entiende y se le escapa.
Y era yo que volvía, -no sé de dónde –
doliéndome y pensando, a trancas con el drama
del sentido, del porqué la madeja de caminos
que tuvo que ocurrir hasta este ahora,
melancólico azar que un surco me dibuja
en la poca tersura de mi frente.
Y era yo, de nuevo sin saber
sino ignorancia, perdido como nunca
en este aquí, papel sobre una mesa,
rincón de mi fortuna temporal
pues vivo estoy aún,
aquí,
oyendo como entonces las alas del jardín
contra el cristal, la lejos campanada
de las horas, cadena descendiendo
del reloj de pared de la memoria.
Amar... soñar...
algún gorrión trabado en un poema,
aquel que nunca se escribió,
la imperiosa tensión hacia adelante,
empuje tras tus pasos y no hay otro posible
que no sea este vivir, o malvivir,
o andar sobreviviendo a la aventura.
Y era yo que volvía
-perdido como siempre y como nunca-
desde el misterio mismo en que empezase.
9-XI-99