Estás llena de equívocos.
No sé si eres
o no como imagino.
No sé si estás aquí
o allá,
en las antípodas del punto espacial que ocupas
e ignoras.
Al principio,
riguroso como era,
tu movilidad me provocaba
un vértigo horizontal.
Me he documentado sobre ti,
en la sombra.
Escondido,
he leído los caracteres de tu imagen,
tus huellas
y también la ráfaga que dejas,
esa suerte de estela blanca
que siempre te persigue,
pero no consigo explicarme
el origen de tanto movimiento.
Igual ocupas
el primer punto de la línea,
que el último,
donde suelo posicionarme
y anclarme.
Cuando te desplazas
de un extremo a otro,
generas luz.
Llamas la atención de conocidos y extraños.
A tu antojo tu cuerpo aparece
pero también te vas sin previo aviso.
Interrumpes la siesta,
la cena,
la aburrida tertulia de los jueves,
provocando ira
y lástima.
Como una triste gata de Chesire te has vuelto.
Cuando al final te cansa la materia,
finges
un dolor de cabeza
y te desvaneces,
atravesando,
sin ni siquiera despedirte,
las delgadas paredes de tu cuarto.
Hoy que no te acordabas de la noche,
tanta luz radia el día,
lees a los poetas más oscuros
hilando negra tu monomanía.
Qué placer miserable nos encuentra
siempre dispuestos para el sufrimiento.
Incapaz de colmarlo de atenciones,
si el gozo en tu presencia se desnuda
sólo adviertes su doliente entrega,
por lo demás inútil, apostillas.
Así terminas por aburrir los días,
añorando la triste fanfarria de la noche,
y sabiéndote dueña de un sagrado misterio
altivamente esperas que se extienda su sombra,
ignorando el hermoso tintineo de la tarde.
Nota: Estos tres poemas pertenecen al libro "Eres tú quien desaparece", ganador del VIII Certamen Universidad de Sevilla y publicado por dicha universidad.
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