POEMAS

de

Claudia Ainchil

 

RETRATO DE UN VUELO

Es tarde? pregunto

el silencio humoso nos mira

queda atrapado en un esbozo

los viajes a anhelos indefinidos

vienen

es temprano? vorazmente

escaleras llevan a algún sitio

a extender piernas caderas pies

a lechos trance de amor sudorosos

y la muchedumbre agolpada queriendo saber

siempre queremos saber cuán oscura

es la profundidad.

Existimos a medida que nuestra condición de pasajeros

no permite detenerse en ningún sitio,

queremos saber si un instante equivale a eternidad

tal vez sólo es instante

entorpecido ademán de un aire alcohólico.

No supiste contestarme

otros tampoco pudieron desenredar la maraña

por eso estoy aquí

por eso estoy aquí? pregunto

resuelve la dimensión de tu vuelo

pero ten cuidado.

LOS ADIOSES

Los adioses como venas silenciosas

ingresando estallando

los adioses en el aire

en los ojos

sin palabras

un ocaso

los adioses

mutación cambio

cómo duelen

cómo nos dejan huérfanos...

EN COMBATE

En combate

se atraviesan soles

apenas nuevecitos

recién inaugurados

lunas

llenas de mundos

cuartos que crecen y decrecen

también estrellas

en combate

espectadoras que no entienden

porque se derrama tanto líquido

rojo

ojos de niños de mujeres

de hombres

en combate

manos piernas cuerpos

nada se salva

corazones sueños

sueños grandes

inmensos

con alas que no conocerán el vuelo.

Se atraviesan sueños. En combate.

La radio chorrea escalofríos

esa viscosa sangre se adhiere

permanece

es plomo en las arterias,

y uno que es sensible tiembla

solloza

vocifera por un mundo distinto...

SERÁ...

Será que estoy un poco húmeda

de hueso y carne.

Será que el pasado fue parte de la novela

develada

atormentadas noches y secretos de amor

prohibido.

Será que en un tiempo remoto

la soledad oscureció instantes

y nadie salió en defensa.

Será que hay batallas que el destino

nos permite ganar

y otras no

como un sino que está escrito.

Será que uno va cambiando

los arrebatos dejan de ser incendio

y pasan a ser llama

o destellos inhóspitos.

Será que la adultez corrompe

parte del asombro

y la ingenuidad de los primeros días.

O será que como el ave fénix

estoy nuevamente renaciendo

dispuesta a todo

por vivir

 

 

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