UNA FORMA DE PROFANACIÓN
Felipe Benítez Reyes
Siempre ha tenido el más hermoso nombre de ciudad. En los cuentos exactos de la infancia era el confín nativo de un ladrón, un confuso lugar con hombres raros, tocados con turbante, a lomos de caballos presurosos. Hoy es sólo un desierto en que brillan estrellas violentas. Bombardeada tierra, en fin, de las imaginaciones, desdichada Bagdad, yo que te imaginaba fulgente por tus cúpulas de oro...