Dos poemas

Ana Istarú

 

 

Si del sexo te acuerdas

 

Si del sexo te acuerdas,

fiebre de abejas

traigo, el perfil de la pera

entre las piernas.

Bermejas alegrías,

mansedumbre

donde colmar tanto fervor

en ristre.

Un nido,

una copa de vino

culminando mis muslos

para calmar tu ayuno,

país de regocijo.

Para el niño

creciente

y decreciente

que tus ingles corona

de azafrán y otros humores perfectos

henchido

mi dulzor de vagina

amainará  en tu cuerpo.

Si del sexo te acuerdas

que ondea bajo mi manto

de vello y azabache,

he destruido el lamento

final de los obispos,

a puñados olvido

viejas recomendaciones,

los afectos pasados,

séquitos de dolores,

soy la tierra

y el rayo para tu sexo erguido.

Los edictos, correas rugosas,

desgarrantes

han perdido el camino.

La dicha del pistilo

me reservo.

Soy el cauce, la huella.

Si del sexo te acuerdas,

rayo y abejas. Vino

 

 

 

 

El sol nace en tu ingle

 

El sol nace en tu ingle,

eleva con su esfuerzo

de dios pequeñito

la torre de tu cuerpo,

grave como él, y leve.

Su puño dorado

va erigiendo tu pene

 (envidia del arcángel

sin sexo a que atenerse)

hasta alcanzar la punta

de labio donde endulzas

tu gota de varón

y la sostienes,

la amarras como un barco

resuelto en la simiente.

Me marcarás un eco en la matriz.

Seré la lluvia, algo que inventaré

durante el vuelo

asida a tu entrepierna.

Y así, ¡qué paz de mar

con que bautices

el vaso de mi entraña!

Tu sol. Tu sol. Tu sol.

Mi pozo negro.

 

 

 

SUMARIO