NOBLES ANIMALES

o

LOS CAZADORES DE CABELLERAS

DE ARIZONA

(UNA AVENTURA EN EL OESTE NORTEAMERICANO)

 

Enrique Jardiel Poncela

 

 

DlCK PECK

En el año de gracia de 1870 el territorio hoy conocido con el nombre de Arizona no era más que un hervidero de indios pieles rojas pertenecientes a la gran tribu de los comanches.

Una noche helada del mes de agosto, un hombre caminaba en un alto caballo -¡noble animal!- sin dejar de mirar hacia atrás.

Este hombre era Dick Peck, primo hermano de David Peck, llamado el Escorpión de las Praderas.

Dick, persona robusta, de ojos negros, largas pestañas, piel broncínea y voz aflautada, había caminado durante noventa y seis días y se hallaba en extremo fatigado. Así, al lector no le extrañará que hiciese alto de pronto y que, al comprobar que no quedaba ni una gota de whisky en su cantimplora, dijese:

-¡Maldita sea! ¡Está vacía!

Pero Dick no era hombre que se rindiese ante los embates furibundos de la adversidad; y tirando al suelo la cantimplora inservible, añadió, dirigiéndose esta vez a su caballo -¡noble animal!:

-¡Arre, Fermín!

El caballo, espoleado por su amo y comprendiendo que era necesario apresurarse -¡noble animal!-, emprendió veloz galope hacia el Sudoeste.

Dejémosle galopar y no nos pongamos delante de sus hercúleas patas.

Pero adelantémonos al caballo -¡noble animal!- e introduzcámonos en una humilde choza que se halla enclavada en la orilla del Yellow-River.

Allí, en un camastro, mal disimulado con mosaicos, yace un viejo enclenque y enfermizo. Su mirada es turbia y en ella se descubre que la vida está deseando escaparse de aquel cuerpo, en otro tiempo cimbreño.

Porque este hombre, abandonado hoy de la Humanidad, fue en otro tiempo un mundano al que arrastraban los placeres a una existencia disipada, llena de mujeres fáciles y de altos vasos de limón helado.

Pero ya ... , ¿qué puede esperar este hombre como no sea la muerte?

Y, sin embargo, espera algo.

Y mientras espera, lee el Vademécum del horticultor.

 

LOS FEROCES COMANCHES

 Síganos el lector hasta el campamento de los indios comanches.

Reunidos en apretado haz se ven cuarenta caballos -¡nobles animales!- y, más al fondo, los ancianos de la tribu celebran consejo.

-Sí -dice Cabello de Angel-, yo he visto a ese joven que cruza el Arizona a pasos agigantados. -Por eso -agrega Pachulí de amor -os aconsejo que le tendamos un lazo.

-Pero yo opino -tercia Zoquete Duro -que no debemos atacarle hasta por la noche, cuando llegue a la cabaña, y su cabellera y la del anciano nos ...

Cambia la dirección del aire y no nos es permitido oír más. Así es que esperemos tres horas y volvamos a hacer compañía a Dick Peck y a su caballo -¡noble animal!

 

ENCUENTRO FELIZ

Ya el cansancio se manifiesta en el rostro de Dick y en el organismo de su cabaIlo -¡noble animal!- y no

pueden uno y otro seguir adelante. Pero en aquel momento los ojos de águila imperial de Dick descubren la mísera choza del anciano abandonado.

y como si aquel descubrimiento les diese fuerzas, ambos aprietan con seis nudos el paso y pronto recorren las treinta toesas que los separan de la choza.

Ya llegan. Ya Dick se apea y abre la puerta, y el anciano abandonado se alza sobre su humilde camastro, mal disimulado con mosaicos, y emite un grito ronco:

-Hijo mi ...

Y la o se estrangula en su fibrosa garganta. Dick y el anciano se confunden en un abrazo.

Y como se confunden, se ven obligados a darse algunas explicaciones. Pero el amor filial y paternal se impone.

Y durante dos horas ambos se limitan a murmurar

entre lágrimas:

-¡Hijo!

-¡Padre!

-¡Hijo!

-¡Padre!

-¡Hijo!

-¡Padre!

-¡Hijo!

-¡Padre!

Y así sucesivamente.

 

EL ATAQUE DE LOS COMANCHES

Es brusco y horrendo.

Dos mil comanches montados en potentes caballos -¡nobles animales!- se precipitan al interior de la choza y, como no caben todos, hay cierto barullo.

Pronto Dick y su anciano padre vense atados a unas sillas y pronto también los cuchillos de los comanches les arrancan, entre alaridos, sus cabelleras. Luego huyen en sus caballos-¡nobles animales!

 

EPÍLOGO

Dick Peck, agoniza. Su padre mejora.

Dick agoniza de resultas de yacer con el cuero cabelludo arrancado.

Su padre mejora porque los comanches le han arrancado el bisoñé, y la enfermedad del buen viejo provenía de que el tinte del bisoñé le inficionaba la sangre.

 

 ***

Esto ocurrió en el territorio hoy denominado Arizona el año 1870.

Han pasado desde entonces setenta y nueve años .

... 

 

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