POEMAS
Rosa Maria Garcia Barja
Encuentro A veces me pregunto a que sabe la ceguera absoluta de tu tacto, Cómo anidará en mí el pájaro azul de tu mirada, De qué aromas va envuelta tu piel de distancias. A veces me pregunto de qué ser, mientras te espero, De miel o candela. Si sabré saciar tu sed cuándo naufragues en mi cuerpo, Si nos cabrá todo el mar en el hueco del deseo, Si seremos uno en la multitud del otro Me pregunto -el NUNCA es el adverbio de tiempo que más me aterra-
Doliendo Adorno tu recuerdo, como se adorna la memoria de los viejos, Con mentiras, para suavizar el vacío y el abandono. Adorno tu ausencia, como se adornan los sueños de los niños, Con mentiras, para que el adiós no tenga eco ni raíces. Sin adornos, la soledad se multiplica en el espejo octogonal de mis defectos. Desde las caricias hasta el extremo del silencio, hiere. Sin adornos, el corazón es solo un órgano rojo y limitado. Desde la otra mirada viene el monótono latido del aire…. Doliendo. Adorno estas ganas de no ser Como se adornan las nanas de una cuna vacía, Con mentiras, para que no germine la rabia en el pozo seco de mi vientre Sin adornos, mi vida es solo una grieta Por donde me derramo sin remedio.
Propiedad Me arrastro junto a las suelas de tus zapatos, Me deshago en el ir y venir de caminos sin salida, Tú me acechas en la sombra del mediodía, como un ladrón. Interrogas a la huella de tiempo que me aligera la vida, Atado al reloj de musgo que marca la herida en la cal de nuestra casa, Me esperas. Yo me oculto en el sonido del mar, para borrarme el miedo En el límite de la luz me apago… Mientras, en tu soledad, sin prisa, vas colgando farolillos rojos para una fiesta mortuoria de la que soy invitada de honor. Y me amabas…. Sin medida, sobre todas las cosas, me amabas. Tuya o de nadie… Me amabas… Tú, decías que me amabas.
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