Cada cual con su Hobbes olvidado
en una celda de dientes de lobo De vez en
cuando entre dos dentelladas un abrazo el consuelo en traje de
cordero pero
de qué nos sirve si el hombre siempre tuvo aullido de lobo en su
sonrisa
huella de lobo en su camino nombre de lobo marcando su historia
Prefiero que un incendio le ponga fin a mi memoria y que una inmensa
columna
de humo sea el lenguaje Auschwitz Dachau Mathaussen y escribir oh
dios en el
cielo este destino este no ser la nube que al sol se vuelve luz esto
que soy
y que se acaba aquí
Dolor antiguo el mío como de
fierro en boca tornando la cabeça del exilio a
la infancia
Los días traen restos de lo que fue Septiembre es la necrópolis de
Atenas el
viento que se enreda en las columnas que ya no sostienen el cielo Me
siento
en ellas solo en este septiembre interminable Dolor antiguo el mío
más
griego cuanto más me pregunto por qué y menos sé perder lo que he
perdido
Quién me sueña mi alma polvorienta puesta al sol del camino por
furiosos
caballos fue arrastrada dándole siempre vueltas a lo mismo
Dolor antiguo el mío desde la misma sangre sagrada herencia del
barro Quién
me sueña en esta antología de prisiones donde el tiempo en cadena se
sucede
Me he despertado en esta tierra con las alas vencidas por el peso de
un
nombre
Fuera toda la vida un árbol
negro y plantado con mano distraída árbol negro
la vida por fuera lleva un nombre la sonrisa grabada en la corteza
es mejor
para ti que la apuntales
Árbol negro aquí tienes el viento es un conjuro que se ha vuelto
implacable
y nombra mi estatura bajo la larga sombra de otro árbol Sopla el
viento en
las ramas y suena y suena y hasta aleja el sol y es lo que queda al
fin Así
también la tierra prometida trozo a trozo ese paisaje bajo el alto
cielo
Fuera toda la vida un árbol negro al que sólo dan vida los pájaros
que
emigran
Hemos andado todos los caminos
un vacío sin fin trazaba el rumbo Cuantas más
cosas tocamos con las manos menos hay donde agarrarse Y los paraísos
artificiales de Baudelaire cerraron sus puertas de humo hace mucho
qué
cansancio del sueño qué letargo terrible qué derrumbe del mundo en
los
sentidos qué nauseas de haberlo probado todo sin que nada nos sacie
qué
caída hacia dónde ojalá que no sea para adentro No existe nada más
que este
camino que marca la herradura de la sed
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