de
Luis Raúl Calvo
Antigua Soledad de la Casa
Ha de perpetuarse
en un espacio inabordable
a la razón.
En la marginal espera
del silencio
la prolongación de su voz
echará raíces
y el sueño de la muerte
tomará los restos
de una tierra fértil.
En esa zona, inhabitable
a los deseos
la gestación del huésped
llenará el vacío.
Transmutación
No aquietaremos la pasión en las aguas frutales
ni en los versos triangulares de César Vallejo.
Nos han arrastrado a un extremo vulnerable, a la
/sospecha.
El cebo destroza las vísceras del poema
pero el centro teje y teje la cordura
aunque las locas del diluvio se aseen en verano.
La Grotesca
La grotesca sufre en las piedras de cianuro.
Arrojadas al fuego, abatidas por la furia
de cerebros desahuciados
son el polvo de la bruma.
La mansedumbre abraza los cabellos del ángel
besa sus alas de ciruela y se recuesta
en las costillas del demonio.
De tanto en tanto nos vemos como somos
desplazando el filo del cuchillo
en la crueldad de la madrastra.
Villa Devoto (1973)
Esta pequeña eternidad se origina en el
instinto.
Voz que se guarece en la noche de todas las
tormentas.
Amar fue destituir a los rojos conserjes, de
los hoteles
habitados por las ondas paralíticas.
Las escenas pasan, pero algo perdura en el
vahído
de los nómades.
El delirio de los presos condenados a ser libres
tus besos suspendidos en el manantial de la
locura
y ese rostro de horror de las mujeres, eternizadas
en el ojo de la viuda.
Los vestigios de la luna en el lago
son la zona macabra de los signos perdidos.
Alguien reconstruyó el escenario del crimen
con las muletas olvidadas en un fragmento de
nuestra historia.
Acto Secreto
Un acto secreto no es la revelación
de lo impuro.
Hay cien formas diferentes de descifrar
la vaguedad de un grito, la caída de una
lágrima en el plato del gato
los interrogantes acumulados
en tantos
años de silencio.
Diana había encontrado el modo
de acomodar su cuerpo en la oscuridad
de los días, en ese estado letal donde
las horas se detienen y se recobran
los sentidos.
No fue el exterminio de los magos
ni el llanto rural de las primeras
mañanas el principio de su infortunio.
De madrugada, propuso un pacto imaginario
con el cielo raso, celebró la eucaristía
con furiosas dentelladas, y enjuagó
sus anónimas manos
en la beatitud
de las focas circenses.
Estar solo es una forma de vivir
con lo siniestro.
Aproximación de los Cuerpos
La rebelde aproximación
de los cuerpos
no es una extraña coincidencia.
Algo fluye en los líquidos
celestes, en un vano intento
por restaurar el orden perdido.
En las madrigueras fluviales
quien pierde en un minuto
de su vida, el terror obsceno
por las sanas costumbres
ha salvado a un hombre.
Cuerpo de la Voz
El cuerpo de la voz no está
en la voz ni en su sonora
transparencia.
Las esquimales deambulan
con sus prohibiciones marítimas
mientras se posa en sus vientres
la inocua tentación del orgasmo.
Como esa intrincada piel
que deseamos tocar
sólo una vez que ha partido.
Cuatro Razones Para Explicar un Final
No hay cuatro razones que sirvan para
explicar un final.
Las cifras matemáticas sólo le atañen a los científicos
de cabeza rapada hasta los sesos, a los estadistas
preocupados por el destino de un país, a los maestros
amotinados por años en un claustro, intentando explicar
lo inexplicable.
No. El final que nos ocupa presupone otras cosas
la palidez de un rostro aprisionado en las paredes
sacerdotales, la maliciosa perspicacia del marasmo
en un comienzo que fue indefinido, el doloroso paso
a esa extraña aventura que es el amor.
Ella, de niña, escribió cuentos para que su madre
imaginara que las hadas del paraíso no habrían
de pervertirse con el tiempo, pero esto fue en vano
como era previsible, la ingenuidad esconde oscuras
intenciones, mercados de liebres atosigadas por los
hoscos marinos del trópico, injurias premeditadas
por los tramposos duendes de la primer inocencia.
No hay cuatro razones que sirvan para explicar un final
pero esta delgada y maldita ausencia pesa más
mucho más , que este duro oficio de vivir.
La Estrechez del Mundo
En el límite de todo, tú adorada mía
ahora que la sal del hierro no corroe
los ligamentos del esperma, vienes a mí
blanca etérea, elevando tus ojos rojizos
por las gargantas del océano.
Condenado amor, la estrechez del mundo
se interna en los mares ultrajados
allí donde la luz del ciego y las camas
de alquitrán ya no alcanzan para contener
la esclavitud de los siervos.
Bella amante de fin de siglo, tu mirada
me precipita al abismo y así permanezco
acosado por la esclerosis de los cuervos
que soplan en mi nuca una sentencia
de antiguas verdades.
El hechicero que besó la horca por última vez
aplaudiendo a su verdugo, las calaveras de trapo
galopando en los caballos de la muerte
y ese terror acumulado en la falsa renguera
del enano mestizo.
Esta visión endemoniada de las cosas
es la furia reflejada en tus caderas de agua
Hoy, que los muros han caído y las alcobas
muestran su miseria de lana
estamos juntos en la región deshabitada del fuego.
Poema XIV
Hay diferentes momentos
para poder arribar
al conocimiento de la vida.
Por aquellos días
la luz era luz
la oscuridad, oscuridad
el padre y la madre
seres sin tiempo ni memoria.
Debieron suceder cosas
crecer haciendo la vista gorda
a los diarios pesares
-acaso una de las formas
más penosas del olvido-
comprender que ni la luz
ni la oscuridad, ni los padres
se asemejan a esas primitivas
sensaciones.
Lo recuerdo hoy, cuando la bruma
se torna inapelable a los sentidos.
Hoy, que la luz es sólo oscuridad.
Poema XXII
La casa donde reposan los recuerdos
no reconoce dueños ni pertenencias
del pasado.
En su entraña se cobijaron
historias vividas y no vividas.
Allí nacieron cuentos de hadas
voces parciales de un drama
creado a imagen y semejanza
de un héroe de fantasía.
Alguien debería narrarnos hoy
otros espejismos, para saber
que conjeturaban el lobo
el villano, la bruja de alcoba
sobre esos mezquinos relatos.
La casa donde reposan los recuerdos
es una deuda pendiente, un sueño inconcluso.