SALUDO
“El fantasma de la glorieta” siempre ha tenido, desde su lejano nacimiento y sin proponérselo, un carácter experimental derivado de su vitalidad y su adaptación a los tiempos. Si en las épocas en que fue suplemento literario de los diarios “Odiel” y “La Noticia” dedicó sus páginas a textos de creación imaginal (algo insólito entonces) y en su fase como Hojas de Literatura arropadas por Diputación de Huelva se convirtió en obra colectiva, con la llegada de Internet se desubica y mundializa. En este año 2013, en el que cumple su treinta aniversario, da un paso más en el terreno de las redes sociales. El conocimiento de su nueva colaboradora, Yuli Castro, en el manejo de estos medios junto a mi experiencia en la impartición y desarrollo de Talleres de Literatura, han permitido que el Fantasma se convierta en un interesante factor de dinamización literaria y en un referente para muchos autores noveles que siguen las actividades que llevamos a cabo en nuestras cuentas de twitter y facebook con el apoyo del blog vinculado a la revista y que, así, se van sumando a la comunidad que, día a día, tratamos de aumentar y consolidar.
Con este nuevo tipo de intervenciones, “El fantasma de la glorieta” no hace sino desarrollar aún más una vocación didáctica que ha alentado en él a lo largo de toda su historia, así como su empeño indisimulado en ser paladín de las nuevas voces. Bastantes escritores hoy indiscutibles en la República de las Letras publicaron sus primeros textos en el Fantasma. No diremos, naturalmente, que todos los que han colaborado en la revista se han visto coronados por el reconocimiento y el triunfo. Ni falta que hace. Ser escritor es mucho más que eso y algo diferente a tal, aunque la fama y la gloria no lo estorben. Ser escritor, ser poeta, ser narrador es, fundamentalmente (y aunque ya no esté de moda decir esto, eso no le quita validez), llevar la pasión de la creación literaria en la sangre y, por supuesto, obedeciendo esa pasión, aprender a expresarse dentro de ella y forjarse en la disciplina (gustosa, eso sí) que conlleva. Y, en tal sentido, nadie podrá negar que “El fantasma de la glorieta” siempre ha cuidado la calidad de los textos que lo integran y ha tratado de estimularla. Ese es el espíritu que, en este número 21, continúa vivo y patente en la presencia de firmas reconocidas junto a otras que dan sus primeros pasos en el mundo literario. Que lo disfruten.