POEMA

 

Mariana Bernárdez

 

 

“Cada lengua perdida es un dios olvidado, una herida en el cuerpo del mundo” (Diego Romero de Solis. P. 86)

Y vino el ángel con su lengua de fuego
Y arrebató mi cuerpo en su relámpago
y no recuerda mi mente más que el tajo en el pecho
de lo que hice o dije nada sé
ni puedo dar testimonio o fe de ello
sólo la carne como vidrio astillado doliendo en su juntura
Poco saber…

Digo ángel por temor a su otro rostro
ése cuyo nombre no se pronuncia
por evitar el cerrojo
que detendría el pasar del segundero
y cuyo susurro inmisericorde rasga la risa

Y vino el ángel
Y postrada he quedado con la mirada en brillo
Nada sé
Mejor el silencio que no la palabra incapaz
ante el tacto que comienza a no distinguir
la piel del plumaje

 

SUMARIO

DISTRIBUIDOR

INICIO