EVOCACIÓN DE UNA PIEDRA LUNAR DE LA PISADA DE AMSTRONG

(o DEL AMOR Y DEL ABANDONO)

 Luz María Leira Rivas

 

 

I

Era 20 de julio de 1969,

pero yo lo ignoraba.

No hubo

en 4.500 millones de años

nada más que nada,

en este país sin erosión ni viento.

Un todo que es nada,

y la nada que es todo cubriéndolo todo.

Y de repente ¡tú! un aleteo súbito.

Un leve roce ingrávido

que fue mi sacudida interna

tú despertar en estremecimiento

tú bendita caricia de arrabal planetario

todo se mueve

tu pie en mi lomo

y ooooooh marabunta de

monos silex pirámides papiros olimpiadas legiones estatuas acueductos indios tótems murallas caballos fosos fábricas guerras películas sollozos carcajadas asombro espanto desaliento de muerte delirio de orgasmo lluvia de besos temblor de labios estallido de olas mordida de alacranes suspirar amasar rendir congelar la sonrisa matar una rana escalar la montaña y un

latido

(bum-bum)

traspasado

 

II

Y te fuiste.

Como nunca había tenido compañía,

solo entonces conocí la soledad.

Los restos que dejaste (las huellas, mediciones,

los viejos instrumentos)

huelen como todo a cementerio.

Qué lástima viajaste tanto

sin descubrir lo que yo sé ahora:

que el tiempo se puede detener

y sucederse las rotaciones y las órbitas,

porque el abandono y la eternidad

no son sino una misma cosa.

He forzado a todos mis átomos

a escudriñarte allá al fondo

en el planeta agua

qué haces dónde estás tienes como yo

tanto frío.

Los he forzado a romper a hablar

sólo para decirte:

vuelve

tráeme

un día de primavera

Tráeme aunque sólo sea

aquel aroma tibio

de café.

SUMARIO

DISTRIBUIDOR

INICIO